viernes, 13 de febrero de 2009

suena el timbre del garage. es tan burdo y magnífico, capaz de interrumpir el mejor (peor) de los sueños. quienquiera que seas, no me importa, quiero volver a mi sueño lisérgico turquesa con pintitas fuccias, pero llega el momento en el que arde tanto que me decido a bajar.

es xxx.
-me encanta cuando venis sin que te invite.
-me encanta guardarme helado para desayunar-
y le abro.
gusta verlo feo y que cuando se rie se vuelva tan hermoso. quizas solo me guste su sonrisa y sus paletas separadas.

dormi con ropa, ayer llegue tan tarde que no me dieron ganas de cambiarme. dormi mal. el jean y el olor a cigarrillo, en mi cama, me dan asco, me olvide de sacar la almohada y ahora me duele la espalda y tenia los pies todos lastimados, supongo que fueron las sandalias nuevas que dejaron su paso.
escucho musica clasica y me recuerda a las mañanas escolares, cuando mi padre elegía ese soundtrack para levantarse/nos. no hay nada peor que la musica a la mañana y más si es clasica, por lo menos para mi. cuando cerre la ventana senti la misma sensacion, casi orgásmica, que sentia cada vez que apagaba el equipo de musica y venian las cosquillitas del silencio más nuevo a mis oidos. me acorde -olvidarme- la vez que, de tanta furia, hundi el boton dejando al artefacto inválido para siempre, remplazado por gritos feroces y feroces golpes de hebilla de cinturón. le conte a xxx y se quiso matar un poco, pero todo bien. además ya había cerrado la ventana.

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